Acudir al altiplano mirandés es sumergirse en ritmos ancestrales, tal como aconteció en la noche del pasado sábado, en Miranda do Douro, dentro de los actos programados en la Conmemoración del Día de la Ciudad, con su Festival da Canção Mirandesa, celebrada en una lírica noche veraniega en el Largo D. João III, que es lo mismo que decir en la plaza de la Cámara, entre edificios de puro arte mirandés, encalados y líneas, y la presencia férrea de la pareja mirandesa en homenaje y exaltación al porte mirandés, que acompañaban al presidente de la Cámara Municipal, Artur Nunes, quien ha convertido a Miranda referente cultural de la Raya.
Era una noche para sumergirse, junto al amigo Flavio Casseteiro, en los sones de los instrumentos que más identifican la tradición musical mirandesa, la gaita de fole, la caja y el bombo por el acompañamiento que realizan en las danzas de los pauliteiros, aunque no se quedan aquí los instrumentos musicales mirandeses. La flauta pastoril que hace conjunción con el tamboril están hoy un poco apartadas en el acompañamiento de los pauliteiros, eso sí, se usan más para acompañar a los cantos y a las danzas mixtas.
Un claro exponente de todo este conjunto instrumental –en su más pura esencia- lo manifiesta el abuelo y maestro gaitero Ângelo Arribas –de Freixiosa-. Austero y duro como las piedras de los arribes del Duero Internacional, Ângelo Arribas, maestro gaitero, me dijo en Miranda do Douro cómo fue la construcción de su primera gaita entre muchas dificultades y la pobreza de su familia: "Eramos pastores, yo y mis hermanos, vivíamos entre el frío y la nieve. La música era la única distracción que teníamos. Mi primer tamboril fue hecho con piel de conejo cortada con una cuchilla de afeitar y los aros se hicieron a partir de una lata de conservas. Mi primera gaita fue hecha con paletas de cañas de centeno y piel de rata. Si no lo crees, pregunte a mi hermano...".
“Eramos pastores, eu e os meus irmãos, andavamos aí ao frio, à neve. A música era a nossa única distracção. O meu primeiro tamboril foi feito com pele de coelho aparada com uma lâmina de barbear e os aros foram feitos a partir de uma lata de conservas. A minha primeira gaita de foles foi feita com palhetas de canas de centeio e pele de rato. Se não acredita pergunte aqui ao meu irmão...”.
La folklorización de la música mirandesa
Miranda do Douro (o Miranda) se encuentra en el Norte de Portual, es decir, en el distrito de Bragança, en la región de Trás-os-Montes y la frontera de España. Junto con los concejos de Mogadouro y Vimioso forma parte del planalto Mirandés (altiplano Mirandés).
Después de la división de Trás-os-Montes, Miranda pertenece a la Terra de Miranda, área comprendida entre los ríos Sabor y Douro que incluye a Miranda, Vimioso, Torre de Moncorvo, Mogadouro y Freixo de Espada à Cinta. Climáticamente, se encuentra en la llamada Terra Fria, caracterizada por la crudeza del clima, o, como el proverbio popular dice, "Nove meses de Inverno, três de Inferno" expresando los inviernos fríos y veranos calurosos.
Miranda es tierra de pauliteiros conocidos por sus danzas de palos y lenguaje propio, el Mirandés, un dialecto Asturo-Leonês cooficial con la lengua portuguesa desde 1999. Hasta la construcción de las presas en la década de 1950, la población mirandesa vivió casi aislada, siendo tradicional el comunitarismo agroganadero. Debido a la guerra colonial de África (1960-1974) y la emigración de los años sesenta, los mirandeses abandonaron la región alcanzando altas cifras de despoblación. En el ámbito social y cultural, la Terra de Miranda corresponde a las regiones españolas de Aliste y Sayago siendo típico el contrabando en la zona raiana (zona fronteriza) de Miranda.
Esta región es rica en unas músicas diferentes con múltiples formas tales como romances, danzas, canciones y la gaita local que hoy se llama ‘gaita mirandesa’ . Las ceremonias rituales de invierno con figuras enmascaradas (chocalheiros velhos, sécia, farandulo, soldado, etc.) también se encuentran en esta región. Los ritmos de estos géneros musicales son parte de la llamada ‘música mirandesa’, un concepto que se aplica generalmente a la música interpretada en el contexto socio-cultural de Miranda. Sin embargo, melodías asociadas con ‘música mirandesa’ podrían encontrarse en España, como, por ejemplo, las murinheiras, os passeado, o redondo y a carvalhesa. A finales del siglo XIX, casi todos los pueblos todavía tenían su propios grupos de danzadores que hoy se conocen bajo el nombre de ‘Pauliteiros’.
Este resurgimiento de la música mirandesa comenzó al final de las actuaciones del XIX Festival de Pauliteiros en Oporto y Lisboa. Después de haber sido invitados en el Royal Albert Hall en Londres por el folklorista inglés Rodney Gallop, miembro de la English Folk Dance y la sociedad de la canción, en 1934, los danzadores de la aldea de Cércio, que fueron promovidos por el Ayuntamiento de Miranda do Duero. En 1945, António Maria Mourinho, un sacerdote de la aldea Duas Igrejas, institucionalizó los Pauliteiros de Cércio en un grupo de danza mixto, Grupo Folclórico Mirandés de Duas Igrejas, Pauliteiros de Miranda.
Sin entrar en mayores detalles técnicos, si conviene destacar que en la ‘música mirandesa’ –unos la abordan junto a ritmos celtas, otros árabes- las armonías vocales y el ritmo de los tambores nos transportan a un universo atemporal. Son recuerdos del acordeón, la armónica de los gaiteros mirandeses, la flauta pastoril, el rabel, el salterio, la jarra, las pandereta mirandesa, el bombo y la caja.
Valió la pena escuchar el legado del cancionero mirandés por los que ya saben –como el abuelo y maestro Arribas, o Fernando Fernandes (que se llevó el primer premio)- , o los que ya están situados de una forma u otra en grupos ambulantes o por propia iniciativa, como el dúo Los Sorriagos –de las mejores voces del festival -, o el jovencísimo gaitero Gonçalo Carvalho… Son violines, acordeones, gaitas mirandesas, flautas, cajas, panderetas, tambores, castañuelas, los instrumentos de la calle y algunos otros adosados, todos en un ciudad, Miranda, y un entorno mágico. Era, también, la música de Portugal. Es el canto a un estilo de vida rural y al amor. Son melodías infecciosas, de alta carga espiritual que siguen reverberando en mi cabeza.
Luiz Falcão
in:noticiascastillayleon.com
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